Es posible que todos conozcáis (o al menos os suene el nombre) a Beth Thomas.

También se le ha conocido como la niña psicópata, perdió a su madre cuando sólo tenía un año de edad, quedando ella y su hermano bajo la tutela de su padre.

El padre abusaba sexualmente de ambos menores, hasta que dichos abusos fueron detectados por los médicos e inmediatamente buscaron a un asistente social que se hiciera cargo de los pequeños.

Ambos fueron adoptados por una pareja cristiana y todo marchaba bien hasta que Beth comenzó a tener unas pesadillas horribles sobre “un hombre que caía encima de ella y la heria con una parte de él”.

Los padres adoptivos pronto empezaron a preocuparse, sobre todo cuando Beth comenzó a tener unas actuaciones muy extrañas: empezó a ser violenta con ellos, con su hermano pequeño e incluso llegó a matar a animales domésticos.

Además de la ira, la niña manifestaba conductas sexuales inapropiadas: se masturbaba en público hasta producirse sangrado.

Los padres llevaron a Beth a un psicólogo especializado en conductas de niños que había sufrido abusos sexuales, y lo que descubrió fue una fuerte psicopatía en una niña de corta edad.

En una de las entrevistas con el psicólogo dijo:

“-Dr. Ken: ¿Tus padres tienen miedo de ti?

-Beth: Sí.

-Dr. Ken: ¿Qué harías con ellos?

-Beth: Apuñalarlos.

-Dr. Ken: ¿Qué harías con tu hermano?

-Beth: Matarlo.”

Aquí os dejo un resumen del documental que se hizo sobre ella.

Siguiendo en hilo del artículo de la semana pasada, esta os voy a contar la historia de Jeffrey Dahmer, psicópata y asesino en serie.

Posiblemente con ese nombre no os suene, pero si lo llamo por el nombre que le pusieron, es posible que ya os suene: “El carnicero de Milwaukee”

Cuando ciertas tendencias agresivas se desarrollan en una persona y se mezclan con las condiciones idóneas, el resultado es que ese individuo pueda llevar a la acción sus deseos trastornados.

Su infancia fue tranquila, a la llegada a la pubertad comenzó a tener algún comportamiento errático, debido a su condición sexual (se sentía atraído por hombres) que ocultó debido a la incomprensión de la sociedad de la época.

Éstas fueron sus palabras “alrededor de los 14 años comencé a experimentar ideas obsesivas sobre violencia entrelazada con sexo. Se volvían cada vez más fuertes y no tenía a quién contarle, por lo que decidí ocultarlo”.

Su homosexualidad le causaba un gran conflicto interno por lo que comenzó a beber alcohol, en parte para evadirse de su propia realidad.

Cometió su primer crimen a la edad de 18 años, Jeffrey volvía a casa cuando recogió a un autoestopista y se ofrece a llevarlo a su casa para tomar algo. Cuando el chico quería marcharse, Dahmer le golpeó con una barra de hierro en la cabeza, y después lo estranguló.

A partir de ahí, siempre que Jeffrey mantenía relaciones con hombres tenía por costumbre adulterar sus bebidas con somníferos para que cayeran inconscientes, puesto que le gustaban que los hombres fueran sumisos.

En determinado momento decidió dejar de intentar controlar sus impulsos criminales, y decidió darles rienda suelta. Le seguía gustando drogar a los hombres para mantener relaciones sexuales, e incluso una vez acababa con su vida, le gustaba seguir practicando sexo con el cuerpo hasta que estos comenzaban a pudrirse.

Le gustaba guardar los restos de sus víctimas (una vez desmembrados), pero con el paso del tiempo el olor comenzó a ser insoportable, por lo que decidió comprar un recipiente donde disolvería los restos en ácido.

Pero no terminó ahí su obsesión de guardar partes de los cadáveres como trofeos, sino que decidió comerse partes de los cuerpos para mantenerlos así dentro de él, según dijo “Eso [comérselos] me hizo sentir que ellos se convertían en una parte de mí”.

Siempre había logrado huir de la policía hasta que una de sus víctimas logró escapar de la casa de Dahmer y avisó a una patrulla que estaba por la zona.

Jeffrey Dahmer fue condenado a 957 años de prisión por el asesinato de 15 personas, la mayoría menores de edad. Sus abogados intentaron alegar enajenación mental, pero el tribunal lo declaró sano y sentenciado a 15 penas de prisión perpetuas.

“Es difícil para mí creer que un ser humano podría haber hecho lo que yo he hecho, pero sé que lo hice”

The Jeffrey Dahmer Files (2012)

Esta semana no voy a exponer ningún hecho criminal, simplemente voy a dar a conocer en profundidad lo que es la psicopatía y cómo se evalúa.

Sé que cuando se habla de psicopatía, la mayoría de vosotros pensaréis: falta de empatía, antisocial, crueldad.

Pero la psicopatía va mucho más allá, y eso es algo que quiero mostraros hoy.

La psicopatía es un trastorno que no se encuentra recogido en el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) por una mera cuestión de política criminal, ya que perdería peso como eximente o atenuante en un juicio al no ser calificada como enfermedad mental.

Más allá de estas cuestiones legales, la psicopatía es algo más que ser antisocial, estando integrada por indicadores conductuales (como el estilo de vida) y por rasgos de personalidad (en sus aspectos interpersonales y emocionales)

Existe un instrumento para medir la psicopatía muy utilizado en contextos forenses que es la “Escala de Valoración de la Psicopatía” PCL-R (Hare, 2003), siendo que este instrumento es utilizado para valorar el riesgo de conducta criminal.

Existen veinte características definitorias del trastorno agrupadas en dos factores (rasgos de personalidad e indicadores conductuales), los primeros se agrupan en la faceta interpersonal y en la faceta emocional; y los segundos en la faceta del estilo de vida y en la faceta antisocial.

En la imagen al final del artículo, podréis ver cuales son esas veinte características definitorias de este trastorno.

El procedimiento de evaluación en sí consiste en una serie de pruebas , en la entrevista estructurada de 125 preguntas y en la investigación sobre el pasado del paciente, incluyendo antecedentes penales, historial médico, educativo y de trabajo, movimiento físico entre lugares y domicilios, historial marital y otras relaciones y entrevistas con tantas personas allegadas al sujeto (familiares, compañeros de trabajo, profesores, amigos, etcétera) como sea posible.

Una vez realizado esta prueba, el rango va de 0 a 40, siendo que una puntuación superior a 30 sugiere la presencia de una psicopatía y una puntuación superior a 20 sugiere la presencia de tendencias psicopáticas.

Por último, las personas con psicopatía o con el dominio de antagonismo acusado, son propensas a la simulación, siempre que exista un incentivo externo, cosa que casi siempre ocurre en el ámbito forense.

Como veis, la psicopatía no es sólo falta de empatía y de sentimientos, es un entramado mucho más complejos de emociones y actuaciones.

Triángulo amoroso, celos, sentimientos obsesivos y la clara intención de acabar con la vida de una persona.

Si juntamos estos cuatro elementos, parece que estamos hablando de la trama de cualquier thriller de Hollywood, pero en esta ocasión el escenario es un barrio de Valencia, Patraix.

El 19 de agosto de 2017 ya habían pasado tres días desde que Antonio Navarro Cerdán perdiera la vida, presuntamente, a manos de Salvador R. L.

Antonio era un hombre felizmente casado con María Jesús M., pero lo que no sabía era la vida secreta que llevaba su mujer, pues no sólo compartía sentimientos con su marido, sino con varios hombres más.

Uno de esos hombres, Salva compañero de trabajo, recibía cartas de María Jesús creándole un sentimiento de dependencia emocional hacia ella que le llevó a asesinar a su marido sin pedirle nada a cambio.

María Jesús había hablado en varias ocasiones con sus amigos y amantes de lo malo que era Salva, que era violento y muy celoso. También se ha descubierto que dependiendo de la persona con la que hablara adoptada una actitud u otra, era una mujer que manipulaba y mentía con gran facilidad a sus amantes, amigas y compañeros del trabajo.

Dependiendo de con quién hablase, si eran algunas amistades o familiares, se mostraba abatida, compungida y desconsolada; pero acto seguido al hablar con su mejor amiga mostraba su alegría por la vida, e incluso le llegó a confesar que la muerte de su marido había supuesto una “liberación”.

Pero no sólo mantenía relaciones sexuales con Salva, sino también con otros dos hombres.

Se ha demostrado en las investigaciones policiales que la idea de asesinar a Antonio la tuvo su mujer, llegando a planear todo dejándole una llave del garaje a Salva, donde encontraron el cuerpo del fallecido, y durmiendo esa noche fuera para asegurarse que su marido aparca en la plaza de garaje donde se cometería el acto.

¿Hasta qué punto la maleabilidad de las personas y la capacidad de influenciar de otras, pueden llevar a jugarte tu libertad?

Cuando hablamos del día de San Valentín, todo el mundo piensa en el cariño, el amor, en cosas bonitas, por ello cuando lees u oyes que ha habido un crimen en ese día, parece difícil de creer.

Seguramente todos conoceréis quién es Oscar Pistorius, para quién no, aclarar que es un velocista sudafricano de 30 años que posee las marcas mundiales en las pruebas de 100,200 y 400 metros lisos en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004.

Un 14 de febrero de 2013 fue acusado de asesinar a su novia Reeva Steenkamp, y actualmente se encuentra cumpliendo prisión.

Los hechos ocurrieron la madrugada de San Valentín de ese año, en la que el deportista disparó hasta en cuatro ocasiones a su novia que se encontraba en el cuarto de baño.

Pistorius alegó en todo momento que pensó que era un intruso que había entrado en su casa por la ventana del cuarto de baño, y que pretendía defender a su novia en todo momento.

Esta declaración pierde fuerza cuando vecinos alegan que esa noche escucharon una fuerte discusión entre la pareja, minutos antes de oír los disparos. Incluso investigadores llegaron a admitir que la víctima se encontraba agachada, en posición defensiva y cubriéndose la cabeza cuando recibió los impactos de bala.

El primer agente encargado de llegar a la escena del crimen fue presionado para admitir que la noche del crimen se podían haber contaminado pruebas.

Esto, junto con las imprecisiones del caso, las contradicciones en las declaraciones del supuesto asesino y la ambigüedad en algunos detalles clave para la investigación (como si lleva las prótesis puestas en el momento de disparar o en lugar donde se encontraba la pistola) hacen de este un caso muy complejo.

Pistorius fue condenado en un primer momento a cinco años de prisión por homicidio, del cual sólo pasó uno en prisión, ya que después cumpliría el resto de la pena en su domicilio por buena conducta.

Pero la Fiscalía del Estado recurrió y en diciembre del 2015, el Tribunal de Apelación anuló la primera condena y declaró al deportista culpable de asesinato, condenándole a seis años de prisión.

Siendo esta condena nuevamente apelada por la Fiscalía y el Tribunal la ha aumentado a 13 años y cinco meses de cárcel.

¿De verdad un sentimiento de odio puede llegar a matar a alguien?

“Aferrarse al odio, es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera”

¿Qué tan fuerte debe de ser dicho odio para desear y consumar la muerte de varias personas inocentes?

Esta semana voy a hablar de la homofobia y sus consecuencias analizando un caso reciente ocurrido en Canadá.

La homofobia es el término que se emplea para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres homosexuales, es decir, que sienten atracción sexual hacia personas del mismo sexo. Bajo esta definición también se engloban los bisexuales y transexuales.

¿Hasta qué punto vivimos en una sociedad homófoba? Según Amnistía Internacional más setenta países persiguen a los homosexuales y ocho hasta los condenan a muerte.

Todos pensamos que en pleno siglo XXI nuestra sociedad ha evolucionado y cada vez más aceptamos esta orientación sexual de las personas, pero no es verdad, puesto que aún existen muchos prejuicios latentes dentro de los seres humanos.

Hoy pongo el ejemplo de Bruce McArthur de 66 años quién “plantó” en decenas de macetas los restos de sus víctimas en la ciudad de Toronto.

Se le conoce como “El jardinero asesino de gays”, y fue arrestado el pasado enero acusado de la muerte de dos personas de 44 y 49 años.

Unos días más tarde, la Policía añadió tres cargos nuevos, los asesinatos de personas de 58, 50 y 47 años.

Han encontrado restos humanos en algunas macetas en casas donde trabajaba y actualmente se encuentran buscando restos humanos en macetas de grandes dimensiones en al menos 30 propiedades en las que había trabajado.

Algunos ya hablan de asesino en serie… ¿Qué opináis?

A continuación os dejo un pequeño documental sobre este tema.

Esta semana me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre la venta de armas en EE.UU.

¿Es necesario que cada persona tenga un arma en casa? ¿Tan peligroso es la vida estadounidense que crea dicha necesidad?

Como todos sabemos, la venta de armas en EE.UU. está a la orden del día, pero ¿cuál fue su origen?

El origen del derecho a la posesión de armas surgió en Inglaterra en la Edad Media, en 1181 Enrique II promulgó una ley que requería a todo hombre libre a tener armas al servicio del rey, es decir, que la posesión de armas estaba ligado al servicio militar.

En 1689 fue reconocido el derecho a poseer armas para defensa personal, llegando incluso a formar parte de la Declaración de Derechos de ese año. Este derecho a tener armas fue exportado a Estados Unidos, Canadá, Australia y otros territorios.

Años después, el Parlamento Británico impuso gran cantidad de restricciones que terminaron por abolir este derecho de posesión, a excepción de tres colonias inglesas en Norteamérica, y con la independencia de los Estados Unidos, la posesión de armas se convirtió en un derecho consagrado.

En Australia este derecho fue abolido cuando en 1966 un hombre con un fusil tipo AR-15 entró en un bar y una tienda de una zona histórica, matando a 35 personas e hiriendo de gravedad a más 19.
Después de su abolición, Australia no volvió a tener otro asesinato en masa.

La pregunta que corresponde hacer es, ¿no es suficiente los muertos que ha provocado la tenencia de armas en Estados Unidos para abolir este derecho? ¿Cuántos muertos más hacen falta para que se den cuenta de que la posesión de armas no trae más que problemas?

Más de 38.000 personas perdieron la vida por armas de fuego en el año 2016, lo que supone 12 de cada 100.000 habitantes, uno más que el año anterior, y se prevé que desde 1968 hasta 2015 habrían muerto más de millón y medio de personas. ¿No son muertos suficientes para abolir este derecho?

Después de dos semanas de descanso, vuelvo a la carga con más contenido sobre la criminología.

En esta ocasión os quiero escribir sobre la victimización de la víctima (aunque suene redundante), porque una persona que sufre un delito no sólo es víctima una vez, sino que puede llegar a experimentar hasta tres formas de victimización.

Las tres formas de victimización que puede sufrir una persona son:

– Victimización primaria: se trata del hecho en sí, es decir, es la victimización que sufre la persona a consecuencia de la originaria agresión.

– Victimización secundaria: esta es subsecuente a la primaria, normalmente sucede cuando la víctima es estigmatizada, culpada o rechazada por las instituciones o el marco social de reacción (medios de comunicación, entorno de la víctima, etc.)

– Victimización terciaria: es la sufrida al construir obsesivamente su identidad (la de la víctima) en torno a la victimización. En este punto es importante ayudar a la víctima y enseñarle a superar el trauma sin forzarla, a generar resiliencia.

Como ejemplo claro de este proceso de victimización pongo el caso de “La Manada”. ¿Quién no ha oído hablar de ello?

En este caso, la victimización primaria sería el simple hecho de que la víctima ha sufrido una presunta violación por parte de cinco personas adultas.

La victimización secundaria la ha sufrido en el momento del interrogatorio en el juicio, cuando los abogados le preguntan en varias ocasiones si había consentido la relación, cuando un detective privado le sigue día y noche, cuando dudan de ella en todo momento por el hecho de ir sola por la noche, de acercarse a hablar con varios chicos, de darse un beso con uno de ellos.

Todos estos actos no justifican el hecho de haber mantenido relaciones sexuales sin consentimiento. La ausencia de un “No” no implica consentimiento.

Y por último, la victimización terciaria es sufrida por la víctima cuando ve su caso en las noticias día sí y día también, cuando se dio cuenta de la existencia de imágenes grabadas del momento que podía haber salido a la luz.

Como siempre os dejo un enlace con varios artículos sobre este caso

La Navidad siempre trae recuerdos e imágenes de familia, amor, luces, niños sonrientes, etc.

Aunque siempre hay historias que ensombrecen este espíritu navideño. Este es el caso de Jeffrey Bruce Pardo o también conocido como el “Santa Claus asesino”.

Todo sucedió la Nochebuena del año 2008 en la casa de los padres de su exmujer, Jeffrey se presentó vestido de Papá Noel pero no iba mal acompañado, ya que llevaba consigo un lanzallamas casero, cuatro armas y una idea fija en la cabeza: terminar con todas las personas presentes en esa casa, esa noche.

Sobre las 23.30 h Pardo llamó a la puerta de la casa, una niña que se encontraba allí cenando al ver que se acercaba Santa Claus a la puerta fue corriendo a abrirle, ella fue la primera víctima.

Una vez en el interior de la casa, comenzó a disparar a todo lo que se movía, incluyendo animales domésticos. Nueve personas perdieron la vida en esa fatídica Nochebuena, y el resto resultaron heridas.

Pardo, no contento con lo que había hecho, terminó prendiendo fuego a la casa y a uno de los coches que se encontraban estacionados en el exterior. Al acabar huyó a casa de su hermano a más de 60 kilómetros de distancia y se disparó en la cabeza, muriendo en el acto.

¿Pudo ser la desesperación de todas las trabas en la vida (pérdida de empleo, separación matrimonial, condena de pensión de alimentos a un hijo) lo que llevó a Jeffrey a cometer tales actos?

“Él me quiere, esas cosas pasan… y sé que a veces soy un poco bocazas”

Vivimos en una época en la que la mujer sufre mucho la violencia de su pareja o ex pareja sentimental, pero no sólo la mujer, puesto que el hombre también es víctima de este tipo de violencia.

En numerosas ocasiones esta violencia es consecuencia de un trastorno psicológico poco conocido como es la celopatía. Todo el mundo sabe los que son los celos, pero ¿alguien sabe realmente lo que es la celopatía?

La celopatía es la máxima expresión de los celos. Los celos siempre han sido identificados con el amor, todos hemos oído la expresión “si es celoso/a es que te quiere mucho”, pero ¿hasta qué punto es verdad?

Personalmente opino que los celos son la expresión de nuestra inseguridad frente a una relación amorosa, pero esto no quiere decir que sea algo malo, de hecho es una reacción normal cuando nos damos cuenta de que podemos llegar a perder el cariño y la atención de la persona que amamos, cuando vemos que nuestra relación se ve amenazada, ya sea por otra persona o ya sea por un factor externo o interno a la relación.

Pero, ¿qué ocurre cuando llevamos esa desconfianza hasta el extremo? Los celos se vuelven anormales cuando son intensos y constantes, cuando ese sentimiento se convierte en irracional y obsesivo que provoca en la persona que los sufre conductas de control obsesivo sobre su pareja (que hace o deja de hacer, a quién ve, como se viste, etc.)

La persona celópata tiene la idea delirante de que su pareja le es infiel, aunque no tenga ninguna prueba de ello. Confunde la relación sentimental entre dos personas con la posesión, se creen dueños de su pareja y se obsesionan en controlar todos sus movimientos con el objetivo de “pillarle” en su infidelidad. Se centran en hechos insignificantes para acusar a su pareja, siendo casi imposible hacerle cambiar su idea y reconocer su error.

En los casos más extremos llegamos a las conocidas cómo Violencia de Género y Violencia Doméstica, que como he comentado al inicio, puede afectar tanto a hombres como a mujeres.

Os adjunto, por si interesa, el estudio estadístico realizado por el Instituto Nacional de estadística sobre Violencia Doméstica y Violencia de Género del año pasado.