Este tipo de paradigma se centra en la institución de la familia y su importancia en las diferentes etapas de la vida de los seres humanos.
Las dos variables más estudiadas hasta el momento son el afecto y el control parental, siendo que su falta o exceso puede afectar positiva o negativamente en las personas.
1. Conocemos por afecto la integración de un individuo en su propio entorno familiar, así como el bienestar que proporciona. Es muy importante la existencia de afecto en las diferentes etapas de la vida para que una persona pueda desarrollarse adecuadamente.
2. Por otro lado, el control parental hace referencia a la capacidad de los progenitores de supervisar y controlar la conducta de sus hijos. La importancia de esto se establece en que los padres tengan la capacidad de controlar a sus hijos antes y después de cometer una conducta inadecuada.
La dificultad radica en que la actualmente vivimos situaciones muy cambiantes, de modo que es necesario adaptarnos y cambiar en función de las necesidades que van apareciendo.
Los padres deben adaptar la educación que imparten de tal manera que se logre influir en el desarrollo de los hijos, pero no olvidemos que un resultado satisfactorio depende de la reciprocidad del hijo, existiendo cuatro dimensiones de riesgo en la relación padre-hijo:
– Afecto en la relación
– Grado de control parental
– Grado de madurez del hijo
– Grado de comunicación intrafamiliar
En la siguiente imagen se puede observar cuatro estilos parentales diferentes, resultantes de la combinación de las dos variables que he hablado anteriormente.