¿Sabéis que podría pasar si en una misma sala se juntaran al delincuente y la víctima de un delito?
En muchos casos de delitos menores se utiliza la justicia restaurativa como medio de resolución de conflictos, esta se centra en resolver los problemas que han surgido de la comisión de un hecho delictivo, de tal modo que las víctimas, delincuentes y la comunidad se unen para solucionar los conflictos provocados como el sufrimiento de la víctima, los daños a la comunidad y la responsabilidad del delincuente.
La justicia restaurativa convierte al delincuente en responsable comprendiendo las consecuencias de su comportamiento, a la vez que le ofrece aprender a respetar la ley; también permite que la víctima haga preguntas y reciba respuestas. Y en muchas ocasiones se logra que el agresor reconozca su culpabilidad y pida perdón a la víctima.
Puede parecer poco el hecho de pedir perdón, pero para la víctima es muy importante saber que la persona que cometió el delito se muestra arrepentido de sus actos.
El crimen perturba la confianza de la sociedad lo que muchas veces lleva a la discriminación. Muchas veces no nos percatamos, pero el crimen también supone una relación existente entre la víctima y el agresor, una relación es dolorosa y si no se resuelve puede afectar de forma negativa al bienestar de ambas partes.
Existen tres tipos de justicias: retributiva, de rehabilitación y restaurativa. ¿Qué diferencia a la justicia restaurativa de las otras dos?
Para la justicia retributiva y de rehabilitación el Estado es la víctima siendo el delincuente responsabilizado recibiendo un castigo (justicia retributiva) o un tratamiento (justicia de rehabilitación), de tal modo que la víctima real pasa a ser una preocupación secundaria del Estado. Por tanto, la importancia de la justicia restaurativa es que se otorga una importancia mucho mayor a la participación de los protagonistas: la víctima y el delincuente.