Si hace unas semanas hablaba sobre la violencia sobre los niños, en este post me gustaría hablar sobre el efecto que la violencia de género puede tener sobre los menores.
Un niño que se ve expuesto a la violencia doméstica de sus progenitores tiene mayor probabilidad de padecer problemas de salud mental y física a largo plazo.
Además, no podemos olvidar que los niños aprenden e imitan todo aquello que ven en casa, por ello si un niño es testigo de este tipo de violencia, tienen mayor riesgo de ser violento en sus relaciones futuras.
Estadísticas poblacionales en EE. UU. indican que un 29.4% de los niños de hogares biparentales, viven en familias donde se ha producido violencia entre los padres en el último año.
Los niños, además, pueden experimentar angustia psicológica cuando se ven enfrentados a informar sobre dicha violencia a las autoridades y deben testificar en procedimientos legales contra uno de sus progenitores. A veces esa angustia se puede combinar con los intentos de los padres por culpar al niño de la agresión o del conflicto que exista entre ellos.
En cuanto a la recuperación de los niños que sufren o han sufrido este tipo de violencia, porque recordemos que igualmente son víctimas, existen diversas teorías.
Cada niño responde de una manera diferente al trauma, eso es innegable, ya que algunos niños son más fuertes que otros, lo que sí está claro es que esta recuperación depende de factores como: tener un buen sistema de apoyo con adultos de confianza, tener alta autoestima y unas amistades saludables.
Por todo ello es importante, no exponer a nuestros menores a la violencia de género en ningún caso, vamos a protegerles de este tipo de influencias negativas para su futuro.